LA JOYA QUE NO BRILLA
Almuñécar, 19 de octubre de 2012
La joya que no brilla
Erase una vez un excursionista que se adentró en una gruta y al fondo del todo había un rubí del tamaño de una estantería de dos metros y lo más extraño es que, ¡Hablaba! El excursionista casi se desmaya.
El rubí le preguntó:
-Hola, ¿A que quieres llevarme contigo?
-Si si si, pero quiénes son esos que hay a tus lados- afirmó el excursionista.
-Te los presentaré : este es Diam, Esme, Topa...- le dijo.
-¿Y ese?-preguntó el valiente aventurero.
-¡Aaaah! ese es Obdisa , la echaron una maldición y es negra y no se ve , solamente cuando la apuntas con una linterna- dijo el flamante rubí tan rojo como es.
-Buscaré a un mago bueno , tan bueno que por casualidad es mi amigo y le quitará la maldición-le prometió.
Buena suerte, toma este amuleto, la casa del mago tiene una barrera que solamente puede entrar la persona y el propio mago con este amuleto que nos lo dio el precisamente el buen mago, sino te caerá una maldición-le advirtió el rubí.
El valiente aventurero salió de la gruta. Tenía mucha hambre así que paró, abrió su mochila y se zampó un bocata de...¡Medio metro! , pero se le cayó el amuleto al abrir la mochila y encontró con la barrera maldicionera y no le cayó ningún tipo de maldición porque el verdadero amuleto era la valentía y la inteligencia.
Convenció al mago de que viniera a curar a Obdisa de su maldición de no brillar
Le llevó con él a la fascinante gruta al fondo y le echó unos grandiosos rayos mágicos y le hizo daño a los ojos al mago y al valiente excursionista porque Obdisa estaba, ¡Brillando, resplandeciendo...!
Y como no era avaricioso no se llevó nada, pero por hacer algo tan bueno, Obdisa le dio diez doblones de oro macizo. Le dijo que si se lo contaba a alguien se le borraría de la memoria y también se esfumarían los doblones de oro macizo.
Fin
Carlos Pérez Martín 5º
La joya que no brilla
Erase una vez un excursionista que se adentró en una gruta y al fondo del todo había un rubí del tamaño de una estantería de dos metros y lo más extraño es que, ¡Hablaba! El excursionista casi se desmaya.
El rubí le preguntó:
-Hola, ¿A que quieres llevarme contigo?
-Si si si, pero quiénes son esos que hay a tus lados- afirmó el excursionista.
-Te los presentaré : este es Diam, Esme, Topa...- le dijo.
-¿Y ese?-preguntó el valiente aventurero.
-¡Aaaah! ese es Obdisa , la echaron una maldición y es negra y no se ve , solamente cuando la apuntas con una linterna- dijo el flamante rubí tan rojo como es.
-Buscaré a un mago bueno , tan bueno que por casualidad es mi amigo y le quitará la maldición-le prometió.
Buena suerte, toma este amuleto, la casa del mago tiene una barrera que solamente puede entrar la persona y el propio mago con este amuleto que nos lo dio el precisamente el buen mago, sino te caerá una maldición-le advirtió el rubí.
El valiente aventurero salió de la gruta. Tenía mucha hambre así que paró, abrió su mochila y se zampó un bocata de...¡Medio metro! , pero se le cayó el amuleto al abrir la mochila y encontró con la barrera maldicionera y no le cayó ningún tipo de maldición porque el verdadero amuleto era la valentía y la inteligencia.
Convenció al mago de que viniera a curar a Obdisa de su maldición de no brillar
Le llevó con él a la fascinante gruta al fondo y le echó unos grandiosos rayos mágicos y le hizo daño a los ojos al mago y al valiente excursionista porque Obdisa estaba, ¡Brillando, resplandeciendo...!
Y como no era avaricioso no se llevó nada, pero por hacer algo tan bueno, Obdisa le dio diez doblones de oro macizo. Le dijo que si se lo contaba a alguien se le borraría de la memoria y también se esfumarían los doblones de oro macizo.
Fin
Carlos Pérez Martín 5º
6 comentarios
Encarna -
Elvira -
Gracias cariño
Yvette -
Muy bien Carlos
Olalla -
fran -
Cristina -